Cuando una persona valora que no tiene recursos personales para enfrentarse a las situaciones que le preocupan, cuando percibe que el problema le desborda, nota síntomas de ansiedad, no sabe qué hacer ante determinadas situaciones, cuando tiene dificultades en la comunicación con otras personas, cuando siente que no controla su estado emocional o le cuesta relacionarse y no es suficiente el apoyo cotidiano de las personas allegadas, es un buen momento para plantearse acudir a la consulta de un psicólogo.